miércoles, 10 de octubre de 2012

1962.- Operación "Claustrofobia y Pulmonías"
IV.- Manuscrito completo.

Manuscrits
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I. Ramales
II. Carranza
III. Sotoscueva
IV. Manuscritos


IV.- Manuscrito completo.
Bloc de notas 1962. Operación "Claustrofobia y Pulmonías".


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1962.- Operación "Claustrofobia y Pulmonías"
III - Sotoscueva


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III.- Merindad de Sotoscueva (Burgos)
Hora
Notas
Imágenes



Día 20 de agosto de 1962, lunes.
Durante la comida, la abuela y el tío de José Ignacio nos dieron un montón de indicaciones acerca del camino a seguir.
15,30 h.
Un rato después de comer, salimos andando por la carretera de San Esteban a Villanueva, para tomar un atajo que nos conduciría a la carretera de Lanestosa. Por él subimos una 'lata' y rebasado un alto, vimos la carretera buscada que hacía "eses" por la ladera contigua. Seguimos adelante, pero perdimos el camino y tuvimos que saltar algunos cerramientos de espinos para alcanzar la carretera.
Nada más llegar a ella, vimos venir un camión al que hicimos la señal de auto-stop. Paró [¡eran otros tiempos, sí!] y después de exponerles nuestros deseos [al conductor y acompañante] nos mandaron subir a la caja, donde se veía, como única carga, una moto amarrada. Nos tendimos de espalda, como nos indicaron, para que no se nos viera.

Gayangos (Burgos).

Nos llevó hasta cerca de Gayangos. [No bebimos de la fuente ferruginosa, por aviso de los vecinos.]
Continuamos a pie hasta un par de kilómetros pasado el pueblo, donde empezamos a "estudiar" el terreno para acampar.
Después de cenar la tortilla de patatas que se nos había preparado en Carranza, nos dispusimos a pasar la noche., a una cincuentena de metros de la carretera.
Día 21 de agosto, martes.
Al poco de despertarnos y sin haber salido aún de la tienda, una pareja de la guardia civil nos oteó desde la carretera y acercándose prudencialmente, dió palmadas para que saliéramos. Asomamos, nos pidieron la documentación [les enseñamos las manos y nuestro flamante carnet de Acampamento Turístico] y se fueron satisfechos, una vez cumplido su deber.
11,00 h.
Ya repuestos del susto sin consecuencias, serían las diez o las once cuando salimos, después de haber desayunado con nueces tiernas de Carranza, aprovisionadas en muy buena hora.
Al pasar por Bocos entramos en un bar donde, después de comprar un poco de chorizo, nos hicimos unos ligeros bocadillos, nos "acervezamos" y llenamos la cantimplora con agua del pozo.
Llegados a Villarcayo, a cuya entrada nos cruzamos con la misma pareja de 'guris' [parece ser que ya volvían, sin plantearse otro medio de transporte distinto del nuestro], nos aprovisionamos de jala, combustible [carburo] y película, y enterados de que no teníamos medio de locomoción hasta Sotoscueva, cogimos los pies y por la polvorienta carretera, comenzamos a andar hacia el destino fijado.
Pasado Torme, paramos junto al caudaloso río Trema para comer, al tiempo que esperábamos, ingénuamente, a que pasara algún coche que pudiera llevarnos. En vista de que no había posibilidad de ello y de que el viento arreciaba, nos calzamos los jerseis y las mochilas y de nuevo proseguimos a pie hacia el fin propuesto.
Pero el fin tardaba en llegar y decidimos quedarnos en Cornejo, que también tardó lo suyo.
Cornejo. Merindad de Sotoscueva (Burgos).
Entramos en la primera cantina-supermercado-ferretería que encontramos y espanzurriados sobre una de las añejas mesas, pedimos dos cervezas en batería para cada cual.
[En esta página del bloc manuscrito se termina la redacción del diario. Las cuevas visitadas en Ojo Guareña, fueron reseñadas como fichas sucintas y posteriormente las agregué a la documentación del Catastro Espeleológico de Burgos. Mientras las localizo, dejo esta redacción de forma provisional.

La hoja manuscrita que se acompaña es solo una parte de la preparación de la 'operación', donde aparece un listado de lugares de interés de la provincia de Burgos, y un extracto de noticias aparecidas en la prensa relativas a las exploraciones del año 1958 en Ojo Guareña:]
  • Cueva de Penches (Oña).
  • Coruña del Conde (silos artificiales).
  • Caleruega.
  • Peñaranda (castillo).

Merindad de Sotoscueva.

"... La célebre ermita, al pie de un enorme farallón rocoso ... teniendo a sus pies el Valle de Sotoscueva, por el que discurre el Río Guareña ... cerrando el horizonte las cimas nevadas del Somo y del Engaña. En los últimos metros el río apresura su corriente y se lanza en la oquedad que al pie del farallón existe. ... a toda la cueva que en el lugar existe y que comienza justamente en la ermita de San Bernabé .
Ojo Guareña
  • Cueva de San Bernabé
  • Dolencias
  • Kubía
  • Palomera
  • Cornejo
 
1998. Carlos Puch
Grandes cuevas y simas de España
Nuestra primera visita al complejo kárstico de Ojo Guareña, se concretó en los sumideros del desfiladero del río Trema, en Cornejo.
Nos llamó mucho la atención la gran capacidad de absorción que tenía el lecho del río, entre cuyos cantos rodados desaparecía el notable caudal que provenía del valle del norte.
En la foto se ve, en primer plano, la cola del río superficial que se pierde en un último embalsamiento. Al fondo, a la izquierda, el muro de contención de la carretera, bajo el cual se abre una serie de tragaderos. En la pared rocosa se inicia el enrejado de Las Diaclasas, en las que hicimos una corta prospección.
En la orilla opuesta, al Oeste, iniciamos la exploración de varias de las bocas de las Cuevas de Cornejo.
La complejidad evidente de ambos conjuntos, nos puso en aviso de que su conocimiento requeriría muchas jornadas de exploración.
Por la tarde emprendimos la marcha desde Cornejo, hacia Cueva, en donde nos habían dicho que se abrían las principales cavidades de Ojo Guareña.
Tras otra caminata de cuatro kilómetros, descubrimos el Circo de San Bernabé y acampamos bajo el Pico del Cuerno.
Día 22 de agosto de 1962, miércoles.
En la campa de San Bernabé descubrimos el primero de los conjuntos eremíticos que, con los años, habríamos de ir conociendo en la provincia de Burgos.
Junto a la Ermita de San Tirso y San Bernabé se abren, esencialmente a su mismo nivel, muchas cavernas que dan vista al extenso valle y galerías que se intruducen en la peña.
La boca que nos pareció más misteriosa y atrayente fue la de la propia Cueva de San Bernabé, al Oeste de la Ermita, que alberga el recinto que fué durante varios siglos, la Sala del Concejo de la Merindad.
Desde la Cueva del Moro puede contemplarse, en un mismo plano meridiano, desde las cumbres de la Sierra del Somo hasta los pies de la Ermita, por donde circula en sus últimos metros el rápido arroyo Entrambosríos, antes de hundirse en el sumidero de Ojo Guareña, el punto físico más evidente en el que puede decirse, con bastante convencimiento (para cualquier neófito), que empieza el complejo subterráneo.
Día 23 de agosto de 1962, jueves.
El punto donde el Sumidero engulle al curso superficial del río, para condenarlo a la oscuridad a lo largo de varios kilómetros de conductos subterráneos, es el origen de todas las fantasías y la inspiración de leyendas entre las gentes del Valle de Sotoscueva, en todo el tiempo del recuerdo y de los cuentos. Para los foráneos es un imán.
Pocos metros más adentro, las estrechas galerías se entrecruzan, formando el primero de los laberintos de este nuevo mundo que nos llama.
¡Volveremos!
Muchas veces, en los siguientes años. Primero, a tientas casi, perdiéndonos una y otra vez. Hasta hacernos con sus trazas sobre nuestros papeles, con la brújula en la mano.
Esos días fueron el inicio de un amor duradero. Aunque imposible también a la larga, como muchos. Al principio las cuevas eran un campo exclusivo de los espeleólogos. Nos pertenecieron. Luego, los arqueólogos se fueron interesando por ellas, y ese era el proceso normal. Fuimos haciéndoles sitio a nuestro lado. Pero con el tiempo aparecieron los políticos, a quienes se les había ofrecido ese espacio insistentemente, en bandeja, durante veinte años y que al final, como San Pablo al caerse del caballo, vieron que había que "ponerlo en valor" y se hicieron dueños de él . Ahí se acabó todo.
Día 24 de agosto de 1962, viernes.
La operación "Claustrofobia y Pulmonías" comenzó su última jornada:

Realizamos la última caminata. La parada más cercana de un autobús que nos llevase a Burgos, aquel día, se encontraba en Cilleruelo de Bezana.
Veintitrés kilómetros más, pasando por la Estación de Sotoscueva, Santelices y Soncillo, antes de embarcar, ya en la carretera de Santander a Burgos.
Pasando a pie por Soncillo, atravesamos una parte de la carretera donde una brigada de obras trabajaba en el refuerzo del firme con 'macadam', para asfaltarlo seguidamente. El resto de la carretera por la que habíamos venido, estaba en el estado original (firme de tierra) en el que la habían conocido desde siempre los habitantes de aquella comarca.
En las sucesivas exploraciones posteriores de Ojo Guareña, siempre fuimos rodando sobre aglomerado, y siempre recordé, al pasar, que yo había estrenado con mis botas el nuevo firme.
Y es que así eran las carreteras, de tierra, cuando yo fui a Ojo Guareña.
La última espera.
Después, un recorrido largo, sentados en el autobús. Charla tranquila, un bocadillo, alguna cabezada.
Atrás quedaban quince días que recordaremos siempre. Por delante, más proyectos: mañana mismo a Atapuerca.
Las dos últimas hojas de este bloc de notas, guardan el primer borrador de una carta que habría de dirigirse al alcalde de la ciudad de Cabra de Córdoba.
Tras la primera visita de tanteo que habíamos realizado en marzo de ese mismo 1962, estábamos preparando ya la exploración de la Sima de Cabra (Córdoba), que llevaríamos a cabo al año siguiente.
Eso fue otra historia que está ya expuesta en este 'blog'.


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1962.- Operación "Claustrofobia y Pulmonías"
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II.- Valle de Carranza (Vizcaya)
Hora
Notas
Imágenes



Día 15 de agosto de 1962, miércoles.
11,00 h.
Nos levantamos.
Fuimos a lavarnos al río. Yo empecé por bañarme, mientras J.I. deshacía el campamento y preparaba los macutos.
Nos afeitamos ambos, teniendo yo que intervenir como facultativo, botiquín en mano, para arreglar el estado de la cara de J.I. tras su rasurado. [Nos preparábamos para nuestra inminente presentación en sociedad.]
Se llenó la cantimplora, desayunamos y, después de acabar de completar el equipaje, nos despedimos del lugar para marcharnos de Ramales.
Pasando por el pueblo, entramos en una tienda para comprar postales y poder escribir a casa para dar alguna señal de vida. Con sorpresa nuestra nos dijeron que las vendían todos los días, "menos hoy y los domingos". Nos quedamos un tanto turbados, pensando que eso debían decirlo habitualmente, al escasear el género.
Continuamos por la carretera, hasta la Estación de Gibaja, a tres km de Ramales.
13,00 h
Vimos en el horario que no había tren hasta las 14'30, por lo que, pacientemente nos sentamos en la sala de espera para comentar nuestros hechos y ponerlos por escrito en el diario. Mientras tanto, desfilaron ante nosotros todos los miembros de la familia del Jefe de estación, que vivía en el piso, sobre la sala. Es digno de notar que el susodicho debía poseer carnet de familia numerosa.

14,41 h.
Once minutos después de la hora indicada, el tren valiente de vía estrecha salió veloz para llevarnos a nuestro nuevo destino:
Carranza (Vizcaya).
Llegados que fuimos y puesto el pie en suelo firme, nos orientamos y tomamos la carretera de Concha, para pasar después a la de San Esteban. A medio camino paramos para comer un bocadillo y allí nos encontramos con algunos amigos de J.I. y con su hermano Rafa, el cual nos acompañó hasta Concha.
Por él nos enteramos de que era el día de la Asunción y festivo, con lo que se nos aclaró el por qué de todo el "fandango" encontrado a nuestro paso, y el motivo de que, en Ramales, no nos vendieran postales.
Llegamos a San Esteban y después de preguntarnos que si solo veníamos a llenar la tripa [no respondimos abiertamente], nos presentaron al regimiento de la familia (primos, primas, tíos, cuñados, suegros, suegra y demás menudencias) que durante nuestra ausencia habían afluído al pueblo para festejar a San Roque.
A nosotros enseguida empezaron las tías a embutirnos el pienso para que nos cebáramos bien, y fuéramos abandonando los "síntomas de desnutrición" que habíamos cogido con nuestra pasada dieta de Avecrem y galletas María.
Con una segunda merienda encima para digerir, nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo y alrededores.
Ya de noche, después de una "frugal" cena, nos subieron al 'sobrau' donde, con colchonetas y paja sacada de un hermoso montón, nos prepararon una cama que de haberla encontrado en las noches anteriores, hubiéramos dormido como pachás.
[Del Valle de Carranza sabíamos perfectamente que tenía abundantes cuevas de importancia. Nos habían hablado de las Peñas de Ranero y la Torca del Carlista. Pero éramos conscientes de que no íbamos pertrechados técnicamente para enfrentarnos con grandes verticales y además, los tíos de José Ignacio se apresuraron a quitarnos las malas ideas de la cabeza, en cuanto lo mencionamos.
Las primas Emilia y Chave acabaron de poner su peso en la balanza del dilema. Así fue como asumimos la realidad y aceptamos aprovechar nuestra estancia en Concha, que coincidía con las Fiestas de San Roque.]
Día 16 de agosto, jueves (San Roque).
8,00 h.
Fuimos a misa. Después salimos a dar una vuelta.
En la plaza estaban montando los toldos, las mesas, el tablado de los músicos, etc.
Conocí a algunas de las mozas del pueblo y foráneas.

[De pie: Rafa, José Ignacio, las gemelas; sentados: Tomás o Andrés, Emilia, Chave (con una niña en brazos) y posiblemente, Nieves.]
Más tarde, cuando ya el vino había empezado a correr entre los "aficionados", y yo había paseado la máquina colgada de mi hombro tratando de captar alguna estampa típica, un buen mozo acompañante nuestro, que Julián se llamaba, y que al principio solo nos decía cada dos o tres minutos "--Amus a tomar un blancu-", cambió inexplicablemente de disco y comenzó a decirme que le tenía que sacar una foto a él solo, que si no, me "ahogaba en un árbol", y acompañando la acción a la palabra entre irregulares eses, me puso la mano izquierda encima del hombro, mientras con la diestra me magullaba la nuez del cuello con "suaves y delicados" movimientos exprimentes muy elocuentes.
[Me pareció, entonces, un derroche de película, dedicarle a semejante fantoche un solo disparo, y simulé hacérsela. Hoy pienso que perdí una fugaz oportunidad de haber obtenido un documento etnográfico de valor.]
15,00 h.
A eso de las tres, comimos. La jala fue opípara y variada. Salvando la diferencia de calidad de los manjares, quedamos satisfechos como troglobios en un montón de guano.
17,00 h.
Ya eran las cinco cuando nos fuimos a la plaza para inaugurar el cachondeo. Después de que los músicos hubieran afinado sus instrumentos, los mozos escogidos del pueblo y la cuadrilla que había venido del pueblo rival más próximo, comenzaron sus preparativos para el torneo, cosa que se desarrolló con un gran derroche de urbanidad y civismo por parte de los concursantes, que en ningún momento se excedieron en la profusión de tacos y retacos.
Antes de iniciarse la "sokatira", nosotros habíamos ya empezado a animar la fiesta en un prado colindante con la plaza, con notable espectación del pueblo [control familiar, más bien].
Tomás, Andrés, Rafa, José Ignacio y yo, con las mozas escogidas (la flor y nata de la lozanía y frescura gamberril): Nieves, la Rubia, la Larga y la Otra.
Echamos cantadas, galopadas, sentadas y hasta jugamos al corro y a la zapatilla.
Después de la "sokatira" aparecieron de nuevo los músicos y empezó el baile.
Chave, la prima menor de J.I., bailó conmigo, dándome las elementales nociones; después fue Emilia, la prima mayor quien siguió con la instrucción. Continuamos bailando con ellas y otras, sin descansar más que para tomar una cerveza a media tarde.
Después de la cena se reanudó la verbena, que duró hasta las dos de la madrugada.
26,00 h.
Una vez en casa, y estando acostados todos los demás [?], Chave y Emilia comenzaron a tramar una fuga, comunicándonos seguidamente su plan. Salimos al balcón para descolgarnos desde él, pero debido a que un informador externo (Tomás o Andrés) nos dijo que la verbena había ya finalizado, decidimos quedarnos allí, sin saltar al exterior. Comenzamos a charlar. Chave decidió irse a la cama pronto.
28,45 h.
El frío y la caída de párpados me hicieron sucumbir y decidí, también yo, irme a la cama ('sobrau').
Día 17 de agosto, viernes.
7,50 h.
Entre dos luces del joven día y las legañas propias, ví a los pies de mi camastro dos siluetas, de las que escuché un cuchicheo. Miré el reloj. Eran cerca de las ocho.

Riendo, Emilia hizo la presentación: Ella y José Ignacio habían estado hasta entonces de parloteo en el balcón, habiendo presenciado, naturalmente, la salida del sol.
Me levanté, y después de desayunar, J.I. y yo salimos de caza con el tío Quico.
Estuvimos toda la mañana dando vueltas por el monte y tomando el sol sin "teja" que nos cubriera.
J.I. y yo hacíamos de 'voceadores', apaleando la maleza ante la cual se había apostado el escopetero. Cayeron un gavilán (tomado por paloma) [¡¿otros tiempos?!] y cinco tordos. Después de pegar nosotros un par de tiros 'para desfogarnos', volvimos para el pueblo.
18,00 h.
Por la tarde comenzó de nuevo el baile y, aunque bailé poco, lo hice con parejas notables entre la concurrencia (Nieves, la hermana mayor de las mellizas, y otras dos).
Yendo acompañado por Nichu, amigo de J.I. natural del país, recibí por tres veces calabazas [?].
Después de cenar tuvimos que volver pronto a casa, después de bailar una o dos veces.
Día 18 de agosto, sábado.
Por la tarde, J.I. y yo nos fuimos a un verde prado, a la sombra de un manzano, para poner un poco al día nuestro diario.
Día 19 de agosto, domingo.
11,00 h.
Fuimos a misa; creo que a la de 11.
A partir de la comida estuvo nublado y con bochorno. Después se enrareció más el día.
Fuimos al cine con Emilia, Rafa, Tomás y Andrés. Allí nos encontramos con Emilio. Chave estuvo castigada en casa por algún "delito" de los acostumbrados. Al salir del cine nos quedamos en Concha para el baile, donde Chave se reunió furtivamente con nosotros.
El baile acabó para nosotros antes de empezar, como quien dice, porque nos hicieron subir a cenar pronto, porque después había "comedias" que eran "dignas de verse".
Vistas y terminadas, salimos nuevamente para San Esteban.


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